Sábado, 05 Diciembre 2020 22:31

MANIFESTACIÓN 5 DE DICIEMBRE DE 2020

 

Guatemala se encuentra desde hace varios años atravesando un proceso que ha combinado el despertar de la población con la respuesta por parte de las mafias que han gobernado el país y los partidos políticos que las representan manifestada en una acelerada descomposición de la política al punto que hoy día contamos con funcionarios públicos que no solo irrespetan al pueblo de manera descarada e insultan nuestra inteligencia sino que expresan públicamente, como nunca se había visto, un profundo desprecio hacia la población y en este su certeza de que ni la justicia, ni la molestia, ni la memoria de la gente los va a alcanzar y continuarán, una y otra vez, electos o contratados corrompiendo al Estado y burlándose del Pueblo.

Así pues de decirnos en campaña que se deben al pueblo, hemos pasado a ser don nadies sin poder y sin la posibilidad de accederlo, comelones de frijoles, ignorantes, delincuentes, terroristas y ahora ilusos incapaces de ver la realidad e identificar las causas de todo este desastre.

En el imaginario de los actores principales de esta descomposición el pueblo ignora que si bien existen mafias que se disputan y reparten nuestro presente y futuro dilapidado en corrupción, existe una dentro de todas estas mafias que es la más grande, la más peligrosa, la más estable y la que se ha beneficiado indefectiblemente desde 1957 de la corrupción inmersa en las políticas, los presupuestos y la opacidad de los negocios públicos.

Según los corruptos, el pueblo ignora que es el CACIF el que realmente controla y se ve representado en los 115 diputados que obedecen a Giammattei en el Congreso y es por ello que ayer viernes, en un intento de desarticular el descontento popular y habiendo obtenido el CACIF el reparto que le exigía a Giammattei, tanto el Presidente como el Vicepresidente comparecen en una conferencia de prensa para anunciar que son amigos nuevamente y que trabajarán de nuevo juntos en la implementación de una agenda que no es la del pueblo, es la agenda del CACIF.

Es la misma agenda que estaba en las exigencias del CACIF desde el año 2000, la misma que estaba en el plan de gobierno de Giammattei, la misma que anunció al asumir el poder y la misma a la que ahora solo le cambian el nombre y le llaman agenda para la reconstrucción y la reactivación económica y que en esencia no representa otra cosa que una serie de medidas y leyes orientadas a eliminar la obligación de los empleadores de tributar incluso lo poco que tributan al Estado, de respetar derechos laborales y la posibilidad de usar los recursos del Estado para financiar sus proyectos, sus negocios y su enriquecimiento, como lo han venido haciendo de hecho desde 1957, solo que ahora, de manera descarada buscan crear un marco para convertir el saqueo en algo “legal”, es decir, no se trata de eliminar la corrupción, se trata de legalizarla.

Así pues, los corruptos se equivocan porque la molestia del pueblo no es solamente por el presupuesto, el centro de gobierno, el ministro de gobernación, la pandemia o los desastres que hemos debido enfrentar en los últimos meses, no somos un pueblo tonto, cuando preguntamos ¿Dónde está el dinero? No es que no sepamos, es solo una manera de advertirles que sabemos y que no estamos dispuestos a permitir que sigan el saqueo que han hecho aprovechándose del sufrimiento, el dolor y la muerte de nuestra gente.

El malestar del pueblo es más profundo y radica en que desde hace varios meses al Estado le dejó de importar incluso simular que la población le importaba y se dedicó exclusivamente a repartirse el erario público con el sector empresarial, a endeudar al Estado para financiarlos y aprobar normas para quitar derechos a la población y eliminar las pocas obligaciones que ahora tienen los empresarios.

El malestar es porque al someter al Estado a los designios del CACIF a través del Gobierno de Alejandro Giammattei se rompió el orden constitucional al subordinarse el poder legislativo y el poder judicial espuriamente configurado por la negativa del legislativo a cumplir con su mandato de sustituirlo a la voluntad de un dictador empecinado en enriquecerse y enriquecer aún más al CACIF.

El malestar de nuestro pueblo no puede acallarse ni aplacarse con más ofrecimientos vacíos y malas actuaciones, no se trata de que quien te robó te dé la mano y vaya a tu casa para robarte nuevamente, ni de que nos olvidemos de lo que son capaces para darles la oportunidad de hacer las cosas nuevamente.

En el Congreso existen 115 diputados que deben irse sí o sí, porque nos han traicionado y 45 diputados que deben dejar de verle la cara al pueblo y asumir una verdadera función de oposición, pero de una oposición digna, porque no es posible que luego de casi un año aún no se hayan dado cuenta de que 115 contra 45 hace que de nada sirva que 45 digan algo si se olvidan de actuar con dignidad y a la larga solo legitimen la imposición de la voluntad de los 115, actuar así, señores diputados, también es una burla para el pueblo, o acaso de verdad se creen que somos tan tontos como para pensar que un cambio de Junta Directiva en el Congreso cambia algo si sigue habiendo un bloque fáctico con 115 diputados alineados a Giammattei y comandados por el CACIF. Así pues, los 45 diputados de la oposición imaginaria no están exentos del malestar del pueblo y los llamamos a que despierten de una vez y asuman posiciones dignas o que también renuncien porque peor que un corrupto es aquel que carece de dignidad.

Los cambios que demandamos los que trabajamos todo el día para comer frijoles, los ignorantes, los terroristas y delincuentes que trabajamos todo el año para recibir cuando bien nos va un aguinaldo tan mísero como nuestro sueldo, y no un bono de 100 mil quetzales adicionales al aguinaldo que están recibiendo todos los diputados incluso los 45 de la imaginaria oposición, los que debemos pagar nuestra comida precaria para pagar los banquetes de Ustedes y de los empresarios, requerimos mucho más, demandamos mucho más, exigimos mucho más… Queremos la renuncia de Alejandro Giammattei y todo su gobierno, la renuncia de los 115 diputados que sometieron el poder legislativo y judicial al Dictador y sus Cacifes y que nuevos diputados elijan nuevas Cortes y que se convoque inmediatamente una Asamblea Nacional Constituyente Popular.

Guatemala debe cambiar, y el pueblo no va a detenerse, que no encuentren paz hasta en tanto el pueblo no obtenga la justicia social que demanda.

Guatemala, 5 de diciembre de 2020.

¡Una sola voz, una sola fuerza!

MOVIMIENTO SINDICAL, INDÍGENA Y CAMPESINO GUATEMALTECO

-MSICG-