Historia
El MSICG es la única Central Sindical en Guatemala y la primera en número de afiliadas, afiliados y delegados sindicales
De la Revolución y el Movimiento Sindical
El proceso de invasión en la región en 1,524 definió las relaciones de poder, las clases sociales y el rol del poder público, patrón que se mantuvo con la fundación del Estado de Guatemala en 1,821 y que pretendió romperse con la primavera democrática en 1,944-1,954.
Con el proceso revolucionario de 1,944 se abrió una etapa democrática y de reconocimiento de los derechos humanos en general, especialmente de los derechos de los trabajadores y trabajadoras. Una de las primeras medidas tomadas por el Gobierno de Juan José Arévalo Bermejo fue la emisión y puesta en vigencia el 26 de marzo de 1,946 de la Ley provisional de sindicalización que facultaba para la creación de sindicatos gremiales, de empresa, industria y mixtos y regulaba los procesos de constitución e inscripción sindical.
En el año 1,947 se puso en vigencia el Decreto 330 que contenía el Código de Trabajo, primer instrumento jurídico en la historia del país que pretendió dar por terminadas las relaciones de esclavitud perpetuadas en el campo de las relaciones laborales y abrir paso a la modernización del sistema productivo garantizando a la vez la participación de todas y todos en el bienestar.
Con la ascensión al poder del Presidente Jacobo Arbenz Guzmán, democráticamente electo, se implementaron las políticas públicas más agresivas para consumar el proceso revolucionario y con ellas se dictó el Decreto 900 que intentó garantizar una justa distribución de la tierra rompiendo con la propiedad feudal en el campo y las relaciones de producción que la originaban, la esclavitud de las relaciones laborales que este entrañaba y los indicadores precarios en materia de salud, educación y seguridad social imperantes. Las organizaciones sindicales de trabajadores tomaron parte tanto del Consejo Agrario Nacional, de la Comisión Agraria, de los Comités departamentales y de los Comités locales lo que consumaba la integralidad y la importancia del movimiento de la clase trabajadora como motor del proceso revolucionario.
La entrada en vigencia de la Ley provisional de sindicalización, del Código de trabajo y del Decreto 900, acompañadas de una política de Estado de respeto y respaldo al movimiento sindical, abrieron la posibilidad para los trabajadores de todos los sectores económicos para organizarse en sindicatos. Esta política queda rápidamente comprobada en los registros sindicales, mediante los cuales puede constatarse que del año 1,947 a junio del año 1,954 la organización sindical se expresó a través de 117 organizaciones y 104,000 afiliados, es decir, un 10.74% de trabajadores y trabajadoras en relación con la Población Económicamente Activa –PEA- de ese entonces. Otro dato relevante es que la afiliación sindical era predominantemente de trabajadores en relación de dependencia, lo que hizo de la negociación colectiva un instrumento fuerte tal y como lo prueban los Pactos colectivos suscritos en la época.
Por única vez los trabajadores y trabajadoras logramos integrarnos como un movimiento clasista fuerte e incidente en las políticas públicas, en la formulación e implementación de una legislación que buscaba el mayor bienestar posible para todos y todas. Estaba claro que los intereses de la oligarquía, de facciones burguesas reaccionarias, la iglesia y de los Estados Unidos que habían producido tanta miseria y exclusión social estaban en riesgo.
De la Contrarrevolución y el Movimiento Sindical
Frente a este proceso de primavera, Estados Unidos, los grupos oligarcas, la iglesia y las demás facciones burguesas del país con la subordinación/apoyo del ejército organizan y ejecutan un proceso contrarrevolucionario que inicia con Carlos Castillo Armas en julio de 1,954 que mediante la primera intervención armada de Estados Unidos en América Latina materializa el derrocamiento del Gobierno democrático de Jacobo Arbenz Guzmán.
Los objetivos de la contrarrevolución no tardan en evidenciar sus motivaciones que se expresan en las leyes que se derogan y se emiten, en las políticas, en las instituciones y su gran impacto en el movimiento sindical que deriva en una nueva negación de la calidad ciudadana a los y las habitantes de la República.
La cuarta Junta Militar de 1954 deroga la Constitución de 1945 y el país se rige por el llamado Estatuto Político de la República de Guatemala hasta que entra en vigor la nueva Constitución de 1956, formulada bajo un gobierno militar, inicialmente de facto y luego ratificado por plebiscito, que estará vigente hasta 1963. En estos seis años se sucederá un nuevo golpe y un militar es designado como Presidente. De 1963 a 1965 el país se rige por la llamada Carta Fundamental de Gobierno, instrumento también transitorio. En 1965 se promulga una nueva Constitución, formulada por un gobierno también militar. En 1982 se produce otro golpe militar el cual deroga la anterior Constitución y emite otro Estatuto Fundamental de Gobierno, el cual regirá hasta 1986 cuando entra en vigor la actual Constitución Política.
Con Castillo Armas se emiten los Decretos números 570 y 584 del Presidente de la República, que contienen numerosas reformas a todo el Código de Trabajo, proscribiéndose de manera casi absoluta las organizaciones sindicales, calificándolas de organizaciones “de inspiración Arévalo-Arbencista”, calificación que, al haberse promovido la contrarrevolución como una supuesta lucha anticomunista, implicaba que tales organizaciones tenían una inspiración comunista, estigma que motivó, entre otras cosas, la prolongación indefinida de la violencia contra los sindicatos, sus dirigentes, afiliadas y afiliados, incluso contra profesionales del derecho afines a los sindicatos.
El proceso de la contrarrevolución fue además consumado con la política de violencia y exterminio del movimiento sindical. Esta etapa fue la expresión de la revancha de la clase oligarca del país ejecutada a través del Estado a manos del ejército y estructuras paramilitares controladas por este. Miles de dirigentes sindicales y sindicalistas fueron ejecutados extrajudicialmente, desaparecidos, torturados, secuestrados dejando acéfalas las organizaciones sindicales que aún proscritas funcionaban de alguna manera, era una violencia de clase enfocada en los pobres y quienes asumían la defensa de clase que romper esa pobreza y la exclusión entrañaba.
El Conflicto Armado Interno y el Movimiento Sindical
Con el derrocamiento por parte del Gobierno de Estados Unidos del Presidente Jacobo Arbenz Guzmán Guatemala retoma el complejo de relaciones asimétricas que a lo largo de la historia lo han caracterizado como la concentración del poder económico y político, el carácter racista y discriminatorio, la exclusión económica y social de grandes sectores empobrecidos.
La etapa democrática de 1,944 a 1,954 unió a los sectores progresistas de la población quienes ante la imposición nuevamente del estatu quo trataron de transformar la sociedad a través de las armas lo que derivó en un conflicto armado de más de 36 años.
Durante el conflicto armado interno las denominadas medidas anticomunistas repercutieron de inmediato sobre los sindicatos y la Universidad de San Carlos, siendo los primeros acusados de estar permeados por la “infiltración comunista”.
Durante esta etapa varios de los miembros de los sindicatos y sus asesores fueron ejecutados extrajudicialmente, torturados, secuestrados y otros tuvieron que salir del país quedándose casi desintegrado el movimiento sindical.
El Movimiento Sindical después de la firma de la paz:
Después de la firma de la paz el movimiento sindical resintió la ausencia de los liderazgos sindicales perdidos durante la guerra y durante la intervención de Estados Unidos contra el proceso revolucionario, no hubo un proceso de renovación, ni de formación de cuadros, muchos de los sobrevivientes fueron de alguna u otra forma señalados de haber contribuido con el ejército para la desaparición de decenas de sindicalistas. De hecho la Confederación de Unidad Sindical de Guatemala -CUSG- fue lanzada con la venia del gobierno militar y con la presencia del General Efraín Ríos Montt en su propio acto de lanzamiento.
CGTG elaboró y publicó un listado de organizaciones clasificándolas por tendencia ideológica, ubicando a algunas organizaciones como de izquierda lo que, en ese momento, era susceptible incluso de provocar el asesinato de los dirigentes y miembros de base de tales organizaciones.
Los vicios propios en que cayó el sindicalismo y la política antisindical implementada por los grupos de poder económico desde el Estado derivaron en una grave falta de credibilidad del movimiento sindical y una caída abrumadora de la tasa de sindicalización.
Para el año 2,007 el movimiento sindical en Guatemala representaba tan sólo el 2 % del total de la Población económicamente activa, existiendo un total de 109,022 afiliados, este número de afiliación muy similar al existente en 1,954 refleja el estancamiento y deterioro del movimiento sindical en comparación con la Población económicamente activa.
Surgimiento del MSICG
El Movimiento sindical, indígena y campesino guatemalteco –MSICG- nace el uno de febrero del año dos mil siete con el objeto de crear el poder social organizado para transformar las estructuras económicas, raciales, políticas, sociales, culturales y ambientales arraigadas históricamente en el país y que mantienen en la exclusión social y miseria a millones de trabajadores y sus familias.
El surgimiento del MSICG se plantea y presenta como una alternativa a los trabajadores y trabajadoras de renovación del movimiento sindical guatemalteco, en crisis no sólo por la exigua afiliación sindical y la falta de representación de los intereses de clase que estaban llamados a representar los sindicatos, sino también por la falta de participación de trabajadores jóvenes y de mujeres en las estructuras sindicales y en los puestos de dirección y decisión real de las distintas organizaciones.
Siendo que el MSICG nace como un proceso de reconstrucción del movimiento sindical, promovió desde su surgimiento la unidad sindical de las estructuras de segundo y tercer grado del país y de las organizaciones campesinas e indígenas que representaban intereses de trabajadores.
Para el año 2007 en el ámbito sindical existían tres estructuras de tercer grado inscritas (CGTG, CUSG, CTC) que en su conjunto solo aglutinaban según registros sindicales a 11,142 trabajadores; y trece federaciones que en su conjunto aglutinaban a 22,013 trabajadores según datos de los registros públicos.
En este marco la crisis del movimiento sindical era tal que no sólo la tasa de sindicalización no superaba el 2% de la Población Económicamente Activa sino que más de 80,000 trabajadores se encontraban sin afiliación a ninguna estructura sindical. Esto es si no se toma en cuenta que los padrones sindicales reportados por tales organizaciones carecen de actualizaciones respecto a personas que dejaron de pertenecer a las estructuras sindicales, se han jubilado, han fallecido, etcétera.
No obstante este panorama desalentador para el MSICG la unidad era una prioridad frente a los grandes desafíos que había que enfrentar.
De esta cuenta es que en sus inicios el MSICG aglutinó estas expresiones sindicales del país y las organizaciones campesinas pero, conforme su agenda profundizaba en los problemas estructurales que aquejan a las mayorías excluidas, varias de las estructuras de segundo grado decidieron retirarse del MSICG aduciendo que los riesgos a asumir eran demasiado grandes.
Otras organizaciones optaron por permanecer en la estructura del MSICG con la intención de entorpecer el desarrollo de la agenda estratégica y resistir el proceso de transformación y reconstrucción del movimiento sindical.
Cuando el MSICG profundiza sus acciones en defensa de la aplicación del Convenio 87, 98 y 169 de la Organización internacional del trabajo; la lucha contra la discriminación y el racismo, contra las empresas transnacionales, entre otros problemas de significativa relevancia, la situación se hizo insostenible.
El punto de quiebre finalmente llega cuando el MSICG avanza en la implementación de la democratización de sus estructuras miembros y la incorporación a sus disposiciones estatutarias del 50% de los puestos de dirección para las mujeres tanto dentro de la dirigencia nacional del MSICG como dentro de las estructuras miembros, en las delegaciones sindicales de las mesas de negociación colectiva y dialogo social, de misiones nacionales e internacionales, disposiciones todas que por ser estatutarios eran vinculantes y debían cumplirse por parte de cada organización miembro.
Durante su permanencia en el MSICG estas organizaciones minoritarias se negaron a democratizarse, a respaldar las acciones que se emprendían, a lo que se fueron sumando diversos actos de corrupción sindical, extremos todos que imposibilitaban que el objetivo del surgimiento del MSICG pudiera lograrse por lo que se produjo la expulsión de las mismas de forma motivada y razonada y luego de agotados los procedimientos estatutarios.
Si bien estas expulsiones no tuvieron una relevancia significativa en cuanto a la afiliación que representaba el MSICG y su agenda estratégica, aprendimos la lección más importante de nuestra historia y es que la tan necesaria e imprescindible unidad de los trabajadores solo puede gestarse entre los que representan los intereses de la clase trabajadora y están dispuestos a hacer de esos intereses su bandera de lucha en el día a día hasta volverla una realidad bajo principios de la democracia, de la congruencia, honestidad, transparencia con la identidad de clase.
Durante los años posteriores estas organizaciones minoritarias expulsadas del MSICG aparentaron crear entre tres y cuatro organizaciones alternas con denominaciones similares al MSICG, aún y cuando tales creaciones carecían de existencia y articulación real, se presentaban internacionalmente pretendiendo ser confundidas con el MSICG.
Ante el fallido intento de crear confusión y el acelerado fortalecimiento del MSICG estas organizaciones optaron por hacer frente común con el gobierno y algunos sectores empresariales, iniciando una serie de ataques a nivel nacional e internacional con la intención de desarticular nuestra Central Sindical.
El ataque sistemático contra el MSICG se implementó tanto por estas organizaciones, como por el Estado de Guatemala al punto que de manera conjunta y separada plantearon ante la Organización Internacional del Trabajo extensos cuestionamientos respecto a la naturaleza sindical del MSICG a fin de que al MSICG le fuera retirado el estatuto sindical, a pesar de que nuestra Central Sindical era la única querellante contra el Estado de Guatemala ante dicho organismo internacional denunciando las graves y sistemáticas violaciones a los derechos de los y las trabajadoras en el país y de los pueblos indígenas, llegando incluso a afirmar, en coincidencia con los argumentos presentados por el gobierno con tal fin, que el MSICG era una ONG sin base social. Estas prácticas continúan en la actualidad.
El MSICG también ha sido objeto de un constante e insistente bloqueo internacional impulsado por las organizaciones minoritarias del país a través de sus socios internacionales que se operó mediante la realización de campañas en las que solicitaron a cada persona y/u organización que manifestaba su apoyo a nuestra central que dejaran de apoyar política y económicamente al MSICG, estas prácticas aún persisten aunque cada vez con un menor impacto aún y cuando las mismas han contado con el apoyo político y financiamiento de sindicatos internacionales antidemocráticos que ven como una amenaza cualquier intento genuino de organización de los trabajadores para la defensa de sus intereses de clase en cualquier parte del mundo. Esta historia no es ajena para América latina ni a aquellos sindicatos clasistas del mundo.
Es de destacar el papel fundamental que jugaron las organizaciones campesinas miembros del MSICG durante la fundación del MSICG y durante todo este tiempo, los ataques contra el MSICG fueron también ataques a nivel nacional e internacional contra nuestros dirigentes campesinos e indígenas, se circularon correos en contra de la central con las expresiones más denigrantes y racistas utilizadas en la historia del país con el fin de amedrentar, intimidar y desarticular al MSICG.
La permanencia de estas organizaciones del MSICG antes de su expulsión fue sumamente corta, más corta de lo que han durado los ataques y esfuerzos que han realizado para destruir a nuestra central sindical sin haber tenido éxito alguno.
Abriendo la brecha de la sindicalización
En el momento en que el MSICG nace, los trabajadores y trabajadoras estaban imposibilitados de organizarse sindicalmente de forma autónoma, cualquier intento de organización sindical era aplacado con el asesinato de los trabajadores que lo dirigían, con el despido de todos los miembros fundadores y su ingreso a listados electrónicos de no elegibles para ningún empleo o crédito quedándoles únicamente la opción de enfrentarse a un sistema de justicia ineficaz, ineficiente, lento y parcializado del lado de los empleadores.
Aunque esta era la realidad nacional que atravesábamos los y las trabajadoras, internacionalmente el Estado de Guatemala era reconocido como un Estado que respetaba los Convenios 87 y 98 de la OIT, incluso, a punto de ser retirado de la lista de países evaluados por la Comisión de Aplicación de Normas de la Conferencia Internacional del Trabajo como un país cuestionado por violar la libertad sindical. Todo ello derivado de la casi total ausencia de denuncia y de presencia de las organizaciones sindicales de Guatemala ante los órganos de control de la OIT.
En este marco el MSICG asume la tarea de denunciar e intervenir sistemáticamente a nivel nacional e internacional respecto a la grave situación que enfrentábamos los trabajadores y trabajadoras para formar organizaciones sindicales logrando en su corta existencia que:
- La Comisión de expertos en aplicación de convenios y recomendaciones de la OIT otorgará en dos ocasiones un doble pie de página con llamamiento especial al Estado de Guatemala por violaciones al Convenio 87 pronunciamiento más grave que puede emitir dicha Comisión y que nunca se había producido en contra del Estado de Guatemala ni durante el conflicto armado interno;
- Que la Comisión de aplicación de normas de la conferencia internacional del trabajo señalara el caso de Guatemala por violaciones al Convenio 87 con un párrafo especial pronunciamiento más grave que puede emanarse de dicha comisión;
- Colocar en el Consejo de Administración de la OIT a discusión la designación de una Comisión de Encuesta para el Estado de Guatemala por violaciones al Convenio 87, máximo señalamiento que se puede comisionar a un Estado por graves violaciones a Convenios de OIT y que puede emanar de dicha comisión.
Aunque hoy día, en la práctica, la libre sindicalización sigue siendo proscrita, se ha avanzado en el reconocimiento internacional de la grave problemática y de alguna manera los poderes del Estado se han visto obligados a hacer algunos cambios que, aunque cosméticos y sin modificar la situación de la libertad sindical, han permitido que al menos en el discurso se reconozca la importancia de garantizar la libertad sindical.
Fortalecimiento organizativo del MSICG
Aun dentro de la política antisindical del Estado, el MSICG ha logrado crecer significativamente. Desde su surgimiento a la fecha, nuestra Central sindical aglutina a trabajadores de todos los sectores productivos del país, a trabajadores del sector financiero, a trabajadores campesinos, trabajadores indígenas, trabajadores de diferentes industrias, incluidos los trabajadores de la industria de la maquila, trabajadores de casa particular, trabajadores de los poderes del Estado y de las distintas instituciones que hacen parte de él, trabajadores de áreas profesionales como médicos, abogados, economistas, psicólogos, entre otros.
El MSICG representa más de 300,000 trabajadores y trabajadoras con presencia en toda la República y es la única Central sindical existente en Guatemala, logrando con ello en apenas unos años de existencia multiplicar la tasa de sindicalización existente en el momento de su formación.
La congruencia y fuerza del MSICG se han mantenido e incrementado a pesar de que la política antisindical del Estado de Guatemala y sus socios nacionales e internacionales, se enfoca directamente en nuestra Central.
El MSICG y su enfrentamiento al sistema de justicia para lograr la sindicalización
El sistema de justicia laboral fallido fue otro de los problemas a los que el MSICG tuvo que enfrentarse para lo cual se han tenido que iniciar procesos penales contra Magistrados y Jueces, elaborar y presentar informes de investigación diversos, recurrir a las denuncias internacionales, efectuar movilizaciones, entre otras medidas.
Aunque la calidad del sistema de justicia laboral guatemalteco sigue siendo mala, el MSICG ha logrado reducir la mora en los procesos laborales sobre todo en aquellos relativos a la reinstalación de trabajadores despedidos.
El MSICG también ha desarrollado una importante capacidad de litigio que le ha llevado a ser la única Central sindical que ha mantenido un intenso debate jurídico ante los órganos de la jurisdicción privativa constitucional.
El MSICG y su lucha por los derechos de los pueblos indígenas a la libre autodeterminación
Uno de los graves problemas que enfrenta el país es la falta de respeto a los derechos de los pueblos indígenas especialmente el derecho a la libre autodeterminación y gobierno es por ello que la lucha por el pleno respecto al Convenio 169 de la OIT ha formado parte de la lucha estratégica del MSICG.
El MSICG se ha movilizado, ha elaborado y presentado diversos informes de investigación y denunciado constantemente a nivel internacional estas violaciones logrando que la Comisión de expertos en aplicación de convenios y recomendaciones de la Organización internacional del trabajo emitiera recomendaciones relacionadas con el Convenio 169 de la OIT respecto a la necesaria y vinculante consulta previa e informada a los pueblos indígenas antes de implementar proyectos de exploración y explotación de recursos naturales.
Las recomendaciones instadas por el MSICG y hechas por la Comisión de expertos de OIT provocaron la moratoria minera implementada durante el Gobierno del ex Presidente Alvaro Colom y las importantes resoluciones que ha emitido en la actualidad la Corte de Constitucionalidad sobre esta materia.
El MSICG y su accionar propositivo
Desde su fundación el MSICG se plantea como un sindicalismo propositivo e incidente en las políticas públicas a todo nivel razón por la cual en sus distintos congresos se han elaborado y aprobado diversas propuestas tanto de políticas públicas como de iniciativas de ley para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores y sus familias.
Dentro de las propuestas de políticas públicas se encuentran la Propuesta de Reforma fiscal integral, la Propuesta para la implementación del programa nacional de trabajo decente en Guatemala, y la Propuesta Enfrentando la Crisis con trabajo decente. Es de destacar que algunos de los aspectos de la propuesta de Reforma fiscal presentada por el MSICG a los distintos bloques parlamentarios fueron incorporados a las reformas fiscales aprobadas recientemente.
Dentro de las iniciativas de Ley elaboradas y propuestas por el MSICG se encuentran: la Ley de dignificación de la representación de los trabajadores en juntas directivas, comisiones y demás espacios de participación laboral; la Ley de regularización de las relaciones laborales; Reformas al Código Comercio; Reformas a la Ley de Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad; Reformas a la Ley de Sindicalización y Regulación de la Huelga de los Trabajadores del Estado; Reformas a la Ley del Servicio Civil; Reformas a la Ley del Servicio Municipal; la Ley de Igualdad; La ley reguladora del trabajo en casa particular; la Ley Orgánica de la Inspección General del trabajo, entre otras.
El MSICG ha logrado incidir en el ámbito legislativo con sus propuestas en diversos sentidos por ejemplo recientemente se está implementando parte de la reforma propuesta por el MSICG al Código de Comercio que establece la obligatoriedad que los títulos sean nominativos.
Nuestras luchas y mártires
El MSICG ha realizado constantes movilizaciones con la finalidad de impulsar la implementación de un Estado de bienestar social en el país y para defender las necesidades más sentidas de la población. Dentro de estas cabe destacar:
- El éxito del MSICG en detener la reforma al sistema de seguridad social que perjudicaba gravemente a los trabajadores eliminando los beneficios de la seguridad social para las familias de los asegurados e incrementando la edad de jubilación, para la cual tuvieron que plantearse diversas acciones de inconstitucionalidad y realizarse diversas movilizaciones;
- Las diversas huelgas instadas en los distintos sectores que derivaron en mejoras de los derechos de los y las trabajadoras;
- El haber detenido la reforma laboral y la implementación de leyes que precarizarían aún más el empleo libradas durante cada año de su existencia como la que detuvo la implementación del trabajo por hora, la eliminación de los derechos fundamentales del Código de trabajo, etcétera;
- El haber penetrado sindicalmente los diversos sectores productivos del país;
- El haber mejorado las condiciones de trabajo de trabajadores de las fincas de banano en el área nororiental del país.
- El haber visibilizado a nivel nacional e internacional la grave precarización laboral en la que se encuentran los trabajadores del sector agrícola y de la maquila.
- El haber promovido negociaciones colectivas en beneficio de los y las trabajadoras.
- El haber detenido la reforma financiera y económica impulsada para garantizar paraísos fiscales para los empresarios que operan en el país, etcétera.
Es de destacar que la lucha frontal y estructural de los problemas del país que lleva a cabo el MSICG le ha costado el asesinato de más de 78 de sus dirigentes, el exilio de otros y la constante persecución, amenazas de muerte y agresiones a la que estamos sometidos los miembros del MSICG.
Por último aunque aquí se intentó esbozar brevemente algunos aspectos de la historia del MSICG queremos destacar el papel importantísimo que han desempeñado los entrañables amigos del MSICG como lo es el caso de Comisiones Obreras de Catalunya, la Fundació Pau i Solidaritat de Catalunya, la Fundación Paz y Solidaridad de Aragón, el FNV de Holanda y especialmente los compañeros Mercè Campabadal, Javier Lázaro, Samuel Machacuay y Wim Mellink porque el MSICG es también fruto del sindicalismo internacional, de la solidaridad e identidad de clase de nuestros hermanos y hermanas trabajadoras de otros lugares del mundo.